Primero ¿Quién soy? Y luego… ¿Sí la cultura del amor de argentina está en crisis? Que te puedo decir negro…me estas complicando la existencia anestesiada que llevaba. De todas formas reconozco que esta bueno esta movilización de la estructura.
El amor de diccionario: “Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser”. Pero todo bien sabemos que no podemos poner la carga del significado que para cada uno tiene, en tan pobres palabras.
Pensar la sensibilidad argentina, específicamente sobre el amor y si el mismo está o no en crisis en nuestro país fue un poco resumida la consigna del trabajo. Para ello tuve el placer de hablar con 8 mujeres del tema, y analizar con mi compañera el material recompilado. Encontré, una gran diversidad de definiciones, opiniones, emociones y sentimientos sobre lo que es el amor para las argentinas.
Me atrevo a decir que cada entrevista tuvo sus particularidades, sus estados, sus sentimientos únicos. Entonces eso es lo que me hace pensar sobre el amor, que es algo único. Es algo que cada uno según conceptos e ideas que toma de su contexto, como pequeñas piezas que van armando esa definición.
Pienso entonces que para el argentino que está en pareja, es más fácil de finir lo que es el amor, porque lo vuelva fuertemente en la pareja, en el “compañero” actual.
Por otro lado los caso de mujeres solteras, las definiciones son más abstractas, o explayadas, relacionadas con un ideal en este momento no está puesto en una persona en particular. Entrando dentro de este segundo grupo, me sigo planteando si no seré una mujer que se enamoro del amor…abstracto, duro algunos días, pero real para mi, si es que hay algo que podes llamar realidad.
Sigo pensando, y retomo la idea de que el amor, desde la información recolectada, y mi propia percepción es un concepto que no se ata a una única definición, y tal vez sea eso lo que lo de fina, lo que o haga tan misterioso y deseado por las personas. O tal vez sea una idealización, una representación que nosotros creamos sobre el otro, y que el otro jamás fue o será.
Ponemos sentimientos y palabras, decimos conocer a alguien y amarlo por lo que es, cuando en realidad, si es que hay una realidad…nunca conozcamos a esta persona, sino a una representación hecha desde nuestra percepción. ¿Nos enamoramos de representaciones?...no sé, y me fui un poco al carajo…
Mi sensación es que si bien es un concepto que se usa mucho, definirlo no es fácil ¿Qué carajo es el amor?
Dentro de este mundo llamado amor…la mujer… incluyéndome como parte de las mismas apuesta al amor, coloca en la otra persona muchas expectativas, proyectos se “desnuda” emocionalmente ante ese otro.
Pero los tiempos han cambiado y ya la forma de conocer a alguien no es la misma, y la idea de amor y felicidad ha ido cambiando y seguirá haciéndolo, para encontrar espacios de felicidad no solo en otro, sino también en una caminata, una luna, y tantas cosas más que dan felicidad.
Que ME dan felicidad, y dan felicidad.
Por otro lado “el sufrimiento”…en esta época creo que se sufre de una forma aguda respecto de las rupturas amorosas, o los engaños. No porque sean más o menos intensos que antes, sino porque hay un espacio más abierto a expresar este dolor, palabras como depresión, culpa, angustia no dejaron de sonar y re sonar.
Un sufrimiento, que tiene que ver con un contexto social difícil, o duro, donde constantemente se viven situaciones duras con el otro, entonces en el amor pasa lo mismo, todo eso afecta las relaciones ¿Volviendo complejo algo que es más simple? ¿Algo que debería ser más disfrutable? ¿O feliz?
Creo que es una época más liquida, menos comprometida y en donde encontrar amor, dar amor y recibir amor es más difícil, hay mas temores a ser lastimados, a que algo malo pase. Donde es difícil encontrar otro que se anime a entregar tanto de él a otra persona. El amor se va adecuando a los cambios acelerados del mundo, del contexto, del país. ¿Pero realmente nos animamos a dejar de ser ombligo céntrico y dar todo por ese otro? ¿Somos capases de volver a escribir cartas de amor? ¿A poner otros ingredientes y hacer una nueva receta?
Creo que es un amor líquido, que se adecua a la forma donde uno lo vuelque, al molde de la torta en la que cada uno vuelque su mescla. Y en el que de alguna forma, va eligiendo que ingredientes mesclar, cuando picante, cuanta sal y cuanto más de valla a saber qué cosas más que pongamos en nuestra receta. Desde ya, si nos animamos a cocinar la torta, si sabemos cómo hacerlo…si no tenemos miedo de experimentar en la cocina.
Un libro dice…hoy todo es posible. La fragmentación de las formas de amor, la desaparición de la norma.
Nuestros comportamientos amorosos arrastran la pesada herencia, no sólo de nuestros padres, sino también de las numerosas generaciones que los precedieron. En el fondo de nosotros hay Don Juanes, Isoldas, Solal que dormitan y en ocasiones tiran de los hilos. Y sin saberlo, nos abrevamos en viejas morales, antiguas aspiraciones, deseos ocultos.
Sí, el amor tiene una historia. Y nosotros siempre somos sus herederos. Es como querer negarse a la raíz, a lo ya aprendido. Y como escuche en alguna clase, en algún aula, por algún profesor “lo más difícil es desaprender lo ya aprendido”…pero luego otra sabia persona agrego a esta tan certera frase…”pero no imposible”.
¿En el amor será igual? ¿Tendremos preconceptos, predefiniciones que van moldeando nuestra forma de amar? ¿Somos libres cuando elegimos y amamos a otro? ¿Nos animamos a dejar la vieja receta y experimentar?
La historia de amor se resume en tres palabras amor, procreación, placer…Tres ingredientes para conformar a hombres y mujeres, con los que cada época jugo, al capricho de sus intereses. Puedo volver con mi metáfora culinaria, tres ingredientes, tres elementos, con los que cada uno jugara a fin de obtener el mejor rédito, el mejor plato, el mejor manjar. ¿Pero entonces la comida ya estaba servida cuando llegamos a la mesa? ¿Somos libres cuando elegimos amar? ¿O simplemente hacemos lo que nos enseñaron? ¿Lo que vimos? ¿Lo que aprendimos?
En un mundo sin reglas, en adelante la pareja debe someterse a un examen constante de las suyas propias. Resultado: tal vez la sexualidad sea libre, pero se volvió ansiosa por sí misma. El individuo moderno está obligado permanentemente a inventarse y evaluarse. De ahí procede esa ansiedad que pesa hoy sobre nuestros amores, identificada al 100%.
Hoy, es la fragmentación de las formas de amor, la desaparición de la norma: cada uno asumió el manejo de su vida sentimental, cosa que es única en la historia…hoy podemos amarnos como se nos viene en gana. Todo es posible. Y tal vez sea la inmensidad de tal expresión la que nos asuste para tomar la mano de alguien, y caminar por la calle. O sonreír subiendo por el ascensor, o en la calle como estúpidos.
Al término de nuestra historia, nos encontramos tan perplejos como al principio. El amor, eso que es propio del hombre…se nos desliza siempre entre los dedos como un puñado de arena. Aquí estamos, solos, frente a nuestras incertidumbres y nuestras audacias. Solos frente a nuestras desilusiones o nuestras pasiones. Estoy sola ante todo esto, y en esa soledad… ¿Busco amor? ¿Busco no estar tan sola? ¿Dejamos de estar solos, como individuos, como unicidad, por amar a alguien?
El amor sigue siendo una cosa importante, que como caminar sobre una cuerda floja, el equilibrio se logra en la práctica, en el trabajo, en el empeño diario. Que está acompañado de la pasión, del sentimiento, pero también del riesgo, del animarse y el de seguís animándose día a día.
El sentimiento amor, está relacionado con el contexto, con las cosas que pasan a nivel social, globalmente que van moldeando las formas de amor y los compromisos más líquidos. Amar es un sentimiento, pero es una construcción, una especie de trabajo en equipo, y necesita de ciertos compromisos que muchas personas no están dispuestas a tales cosas. Aquí no solo hacemos bandera de la institución de pareja, como el matrimonio, sino desde la idea de la unión espiritual, de esta unión que debe amarse, pero también cuidarse y acompañarse.
Podemos arriesgarnos a decir que un contexto de crisis influye en la forma en que las personas se relacionan, aman, se pelean, conviven. Digamos que es inevitable ya que todos estamos inmerso dentro del. Pero pese a ese contexto varias personas, siguen buscando un equilibro para encontrar al ser amado, y renovar desde otros valores el amor.
Y aquí me encuentro, ¿tan perdida como al principio?
¿Qué puedo llegar a decir, sobre lo ya dicho?
Sigo creyendo en el amor, pero en esta nueva receta que lleva solo lo que he elegido. Estoy dispuesta a sentir de otra manera.
Porque “Happiness Is Only Real When Shared”
AGRADECIMIENTOS Y RECONOCIMIENTOS:
Luciana Glascher forma parte de la recopilación y redacción del informe del que parte esta nota.
Ocho mujeres, participaron dando entrevistas sobre el amor, para entender y desenredar este concepto.
Dominique Simonnet “La más bella historia de amor”, fragmentos del libro aquí expuestos.
Lo demás es una delirada mía, de este mambo re copado.