miércoles, 30 de marzo de 2011
espera
Siempre pensé que esperar era una buena opción
Casi sin conocer este lugar creo que he pasado horas esperando el tren
Con el boleto en la mano
Con poco equipaje
Tal vez no me di cuenta que en esta estación los trenes han dejado de pasar
Que ya las despedidas y las lágrimas se secaron, y el viento se llevo los últimos saludos
En esta estación ahora prevalece la quietud, lo inmóvil, un presente estancado en un pasado lejano
Estación de tren que hermoso lugar, que seguridad, que pintoresco
Ya es hora de dejar la estación
Doblar el pasaje en varias partes y guardarlo en mi billetera
Para no olvidar, para no volver
El tren ya partió
miércoles, 23 de marzo de 2011
martes, 22 de marzo de 2011
Simbolos
Y ahora en mi brilla la Flor de la Vida según fuentes oficiales es el nombre con que se denomina a una figura geométrica compuesta de círculos del mismo diámetro superpuestos de forma coincidente, con cada uno de sus centros comprendidos en la circunferencia de seis círculos más que se rodean a sí mismos, y ordenados de manera que reflejen, en este diseño simétrico políptico, una forma hexagonal que se asemeja a una flor.
La composición Flor de la Vida es un símbolo adoptado por diversas religiones y creencias del mundo, junto con otras formas geométricas de la geometría sagrada. Ahora adaptada por mi cuerpo, escondida y dispuesta ser encontrada.
De acuerdo con las creencias esotéricas, contiene un valor antiguo y religioso asociado a las formas fundamentales del espacio y tiempo. Según estas creencias, es una expresión visual de las conexiones que la vida tiene con todos los seres humanos, por lo que algunos creen que contiene algún tipo de Registros Akásicos de información básica sobre todos los seres vivientes. Ya que encuentro fascinantes estos estudios, sigo considerando acertada la figura.
Existen varias tradiciones religiosas y filosóficas asociadas con la creencia de la flor de la vida, como, por ejemplo, las representaciones de los Cinco Sólidos platónicos que se encuentran dentro del símbolo, estos son Figuras Geométricas que supuestamente actúan como patrón que simbolizan el origen de todas las formas de vida.
Otro ejemplo de donde probablemente también haya tenido origen la flor de la vida es en el Árbol de la vida de la Cábala, el cuál ha sido uno de los símbolos más importante en la Geometría sagrada de varios trasfondos religiosos.
Encuentro toda esta información acertad y al mismo tiempo intrigante, como el hombre deposita en ciertos símbolos disimilitud de significaciones, cambiantes y al mismo tiempo adecuadas a un determinado contexto histórico particular.
El mío es en el de este 2000 algo, donde el mundo por momento parece estar patas para arriba y intento encontrarme centro, mi activación y energía, mi equilibrio. Aunque no se trate de un diseño geométricamente perfecto, porque no creo que en la vida sea este ideal el que uno deba seguir, sino el de las formas, el de permitirse transcurrir en las líneas.
Esta flor simboliza y marca este nuevo comienzo, este cambio, esta re significación y sobre todo este arranque hacia un nuevo camino...
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viernes, 18 de marzo de 2011
17 estrellas
Dijiste lo que sentías, y tu respeto y sinceridad sigue siendo lo que me llena de tu magia.
Ya no pude mirarte a los ojos, mientras hablabas conté 17 estrellas, y una luna casi llena.
Enfrente podía ver luces, ventanas y cortinas.
No estaba realmente mirando nada, 17 estrellas nos acompañaron.
La magia se termino antes de dar la última pitada, sentía frio y me levante. Me quede muda, esquive tus ojos, tus manos, tus abrazos, me quebré. Sin palabras, le pedí a mi pecho que siga respirando, que siga contando estrellas, que siga…
Hoy estoy triste, no puedo pensar. El sol brilla radiante, y tendré que esperar hasta la noche para ver cuántas estrellas me acompañaran.
Remolino de sentimientos.
Esperando que las aguas se calmen, y que la magia siga circulando.
jueves, 17 de marzo de 2011
teatro mágico
Encontré en un libro esta cita, de la que aventure algunas reflexiones personales.
TEATRO MÁGICO
ENTRADA NO PARA CUALQUIERA.
NO PARA CUALQUIERA.
No puedo dejar de confesar que me sentí algo tocada, o mejor dicho invitada. Seria en la calle corrientes que se podrá encontrar semejante oferta, o acaso en alguna de las cortadas que si viene cuentan con menos iluminación y los peatones son menos los pequeños teatros siguen trabajando, para un público más particular, atípico y misterioso.
No es que tuviera necesidad de calificar para estos adjetivos, sino que me sentía un poco parte, y un poco intrigada abajar a ese otro espectáculo paralelo. El disfrutar y el placer son sentimientos y acciones que el hombre realiza y busca. Pero a veces seguimos a la manada, al grupo o a lo que sería social y correctamente aceptable.
Ir a bailar, tomar unas copas, hacer una reunión en casa con amigos y mezclarse con el sexo opuesto a fin de terminar entregando algunos besos, algunas caricias pasajeras, que no me dejaran más que algunos moretones en las rodillas y miradas acusadoras de mis vecinos.
Disfrutar, entonces bailar y sentís las luces fluorescentes, el olor a cigarrillo pegado en las alfombras, la música estridente que puede lograr que uno deje de pensar, por el simple hecho de ingresar en nuestro cerebro sin escala.
“Y lo que por el contrario, me sucede a mí en las raras horas de placer, lo que para mí es delicia, suceso, elevación y éxtasis, eso no lo conoce, ni lo ama, ni lo busca el mundo más que si acaso en las novelas; en la vida, lo considera una locura.”
Entonces seguí leyendo para encontrarme con esta otra cita, aun más esclarecedora de ese sentimiento, ese ruido interior a la hora de formar parte de lo pre establecido. No sé si puedo ponerme a la altura de tal reflexión, es decir es un hombre sabio quien las hace, y yo me considero más bien su aprendiz, su intérprete. Pero puedo usarlas para esclarecer, entender y decir en palabras de otro y mías, más algunas azarosas reflexiones sobre los placeres y eso que damos en llamar disfrutar de la vida.
El cartel que se encontraba en la calle luego de un rato termino de cargar todas sus luces, y resalto por unos instantes la siguiente frase:
¡SÓLO… PARA… LO…COS!
*”El lobo estepario” Herman Hesse, Centro editor de Cultura.
martes, 15 de marzo de 2011
T u espalda me dijo cosas que tus ojos no se animaron
Jugamos a bailar, y por un rato no nos preocupo el que dirán
Sentí tu espalda muy cerca mío, oí que susurraba mi nombre
Ella dijo cosas que antes callaste
Que antes calle
Jugamos y hablar no fue necesario, entendernos es algo natural
Jugamos y sentí tu espalda, tus ojos, tus manos
Hay que abrir la puerta
domingo, 13 de marzo de 2011
Lazos Rojos
Lazos rojos
Un día en esas charlas viciosas, de mates y galletitas salio el tema de los lazos rojos. Según una de mis amigas, los hombres nos encontramos unidos, es decir, si bien nuestro cuerpo marca una individualidad física, somos un enrejado de lazos rojos que nos unen con todo el mundo.
En la misma charla y en otras ocasiones se repitió el tópico, agregando cosas. Tal es así que parece que siete personas nos separan de Brad Pitt y algunos famosos más, de reconocidas carreras.
Todas estas palabras y pensamientos me empezaron a dar vuelta en la cabeza el viernes por la mañana, no por plantear una nueva teoría ni nada que se le parezcas, sino por los hechos que se sucedían al otro lado del globo, donde miles de personas, con las cuales también me encuentro conectada sufrían y se estremecían antes una fuerza que no hemos respetado y ahora se hace escuchar, aunque nos tapemos los oídos.
Es así que llegue al trabajo, un poco acalorada por un viaje de calor y abarrotamiento de gente. Venia pensando en las cotidianidades, en el olor a transpiración del que estaba sentado junto a mí, en el tráfico, en las inscripciones de la facultad y el programa para esa noche.
Simples mundanidades, simples pequeños conflictos que nos perturban y asechan en nuestro día. Entonces llegue al trabajo y mi compañera me pregunto si había llegado tarde porque me había agarrado un Tsunami, me reí y seguí haciendo mi café.
Cuando me senté en la computadora, me desayuno con todo lo que estaba pasando en el mundo, me paralice. Sudor frió y miedo, miedo de ese que te entra por los huesos. Termine sentada en el piso del baño, y no podía dejar de pensar en los lazos rojos. En la unión, y en el dolor que sentía por todo lo que sucedía, porque realmente me sentía parte de ese todo, de esa inmensidad.
Los lazos rojos estaban tirantes, me lastimaban, empecé a llorar.